James Potter y la maldición del guardian (G.Norman Lippert)

 James Potter 2: El año escolar se ha terminado y comienza uno nuevo. Vacaciones de verano con la familia, una fiesta sorpresa para el abuelo Weasley y un regalo completamente inesperado. Incluso en el mundo mágico, aunque los magos tengan poderes, no pueden huir a la muerte.

James Potter debe regresar a la escuela, tratando de omitir ciertos sentimientos que podrían hacerlo vulnerable. Además, su hermano Albus y sus primos Rose y Louis Weasley, no olvidemos a Scorpius Malfoy, ingresarán a su primer año, sin olvidar que uno de sus amigos ha partido a EUA, a la escuela Alma Aleron. Por si no fuera poco, la Profesora McGonagall ha dejado su puesto como Directora para dejarlo a un personaje ya conocido, pero no tan confiable. James está divido: ¿en quién confiar? ¿Hay alguna razón por la cual Scorpius esté en Gryffindor y su hermano en otra casa? ¿Qué está pasando tras las paredes del castillo Hogwarts? ¿Es Tabitha Corsica una vez más inocente?

Merlín sigue rondando en el mundo actual, aunque es evidente que estos tiempos no le son tan familiares como le eran los suyos, hace muchísimos años. James confía en Merlín, se obliga a si mismo a creer que es bueno, aun cuando los demás duden un poco; James sabe que, si Merlín llegase a faltar las normas, la culpa recaería en él, porque después de todo, había sido quien le había traído del espacio-tiempo.

Pobrecillo James, que intenta alejarse de las aventuras y ser sólo él mismo, pero aun con todo ese esfuerzo, sabe que las aventuras que vive y los nuevos problemas que se le avecinan, solo significa una cosa: su batalla apenas comienza.

El sombrero estaba perfectamente inmóvil sobre la cabeza de Scorpius. El propio Scorpius no se movía. (…)-¡Gryffindor! –cantó de repente el Sombrero Seleccionador, apuntando su pico al techo. Un absoluto y atónito silencio llenaba el comedor cuando el sombrero fue levantado de la cabeza de Scorpius.

-¡Slytherin! –proclamó el Sombrero ruidosamente. Se produjo un jadeo colectivo y sostenido que llenó el corredor. La profesora McGonagall alzó el sombrero de la cabeza de Albus , e incluso ella parecía sorprendida por el anuncio.